Los aneurismas son dilataciones permanentes en venas y arterias, que presentan un riesgo importante para la salud, especialmente en la aorta abdominal. También conocido como el “asesino silencioso”, los aneurismas no producen ningún síntoma hasta que se rompe.
Esta patología se desarrolla muy lentamente y suele identificarse de forma casual en pruebas radiológicas solicitadas por otros motivos.
Los aneurismas principalmente afectan a hombres mayores de 60 años con factores como tabaquismo, obesidad y más. Para el tratamiento de esta, la cirugía es la única opción, por eso la detección temprana y el tratamiento adecuado son cruciales para prevenir complicaciones graves.
La reparación de un aneurisma es un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo que se realiza dentro de la arteria aorta, accediendo a través de un catéter delgado. A diferencia de la cirugía abierta, que implica una gran incisión abdominal y un postoperatorio complejo, la cirugía endovascular solo requiere dos pequeñas incisiones en la ingle y, en la mayoría de los casos, no necesita suturas. Este procedimiento suele durar de 1 a 2 horas y puede realizarse con anestesia local o regional, siendo más breve que la reparación abierta del aneurisma, que siempre requiere anestesia general y tiene una duración estimada de 2 a 4 horas.
Las vías de acceso vascular son esenciales para garantizar un tratamiento de hemodiálisis eficiente y seguro. Estas conexiones permiten un flujo adecuado de sangre hacia el dializador y son clave para mantener la calidad de vida de los pacientes.
Los aneurismas suelen presentar síntomas hasta que se rompen, pero pueden detectarse mediante pruebas de imagen como ecografías, tomografías computarizadas (TC) o resonancias magnéticas (RM) realizadas por otros motivos médicos. Aunque si te encuentras dentro del grupo de riesgo, te aconsejamos realizarte pruebas frecuentemente.
Los síntomas pueden incluir dolor intenso en el pecho o el abdomen, pulso débil, sudoración, mareos, desmayos y en casos graves, shock.
cográfico preciso para lograr resultados óptimos.
En algunos casos, los aneurismas pequeños pueden ser monitoreados regularmente sin necesidad de tratamiento quirúrgico, pero es importante consultar a un especialista para determinar el mejor enfoque.
Los factores de riesgo incluyen antecedentes familiares de aneurismas, enfermedades como la aterosclerosis, presión arterial alta, tabaquismo, obesidad y lesiones traumáticas.
La cirugía abierta implica una incisión grande en el abdomen para acceder al aneurisma, mientras que la reparación endovascular se realiza mediante pequeñas incisiones en la ingle, utilizando un catéter para acceder a la arteria aorta y colocar un stent.
La recuperación puede variar según el tipo de procedimiento, pero generalmente implica un período de reposo y seguimiento médico regular para monitorear la salud cardiovascular y prevenir complicaciones.
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